El respeto: volver a mirarnos

El respeto: volver a mirarnos

El respeto: volver a mirarnos

Todos los padres, todas las madres, quieren el respeto de sus hijos e hijas. Me parece lógico. El respeto es la llave de una convivencia familiar inteligente, sin duda. Pero el respeto no se regala, hay que
trabajarlo.


Está demostrado que si una madre, un padre, ejerce sus funciones parentales de forma
adecuada
, es decir, sabe poner límites con coherencia, y, además gestiona con inteligencia
las emociones en el hogar, tiene ganado el respeto de su hijo, de su hija. Pero en el
momento en que alguna de esas funciones flaquee, aumenta la probabilidad de aparición de
provocaciones y manipulaciones, de faltas de respeto, que empeorarán la convivencia
familiar, y, por ende, el desarrollo integral de la infancia y la adolescencia.


La palabra respeto proviene de respectus, es decir, es una palabra compuesta por re y por
spectrum. Spectrum proviene de la familia specere que significa mirar. Así que respeto, sería
volver a mirar
. Eso es lo que hacen nuestros hijos, volver a mirarnos, una y otra vez.
Necesitan volver a mirarnos continuamente. Esa mirada que busca credibilidad,
acompañamiento, confianza, respeto. Esa mirada que busca que ejerzamos lo que en mi
libro de Familias Inteligentes llamo la autoridad empática
.


La autoridad es la legitimidad, el mérito, el prestigio que una persona se gana por cómo
trata a los demás,
por su forma de ser, por su forma de tomar decisiones, por su forma de
ayudar a los demás a tomar decisiones. Por ser padre o madre debes ejercer esa autoridad,
sobre todo en las situaciones que tu hijo o hija no tiene los recursos para tomar decisiones,
no puede asumir una responsabilidad.


Por otro lado, está la empatía, concepto por todos conocido. Se traduce en cómo ayudamos
a gestionar las emociones a nuestros hijos, a identificarlas, a validarlas. Los padres deben
aprender a empatizar, sí o sí. Pues bien, si ejercemos una autoridad empática, el respeto
está asegurado
. Porque esa mirada recibe protección, seguridad.


Imagínate que unas amistades tuyas te invitan un fin de semana a su pueblo. Vais a dar una
vuelta, ves un bar y te apetece tomar algo. Se lo comentas a tus amistades y te dicen:
La verdad es que es muy bonito por fuera, y entiendo que te guste, pero, no, en ese bar, no,
porque es muy caro y además no es de buena calidad.


¿Qué están haciendo tus amistades? Pues eso, ejercer la autoridad empática. ¿Y cómo
recibes tú ese NO? Pues imagino que con bastante agradecimiento. Lo lógico es que sean
tus amistades los que decidan dónde vais, puesto que tienen más recursos y elementos para
tomar decisiones. Si sus decisiones te generan seguridad, corresponderás con respeto.
Sin embargo, si te quedarás a vivir allí, llegará un momento en que quieres empezar a tomar
decisiones. Y “volver a mirar” a tus amistades. Y esa nueva mirada puede implicar que le
digas que NO quieres ir al bar que eligen siempre tus amistades, porque quieres ir a otro.
Incluso al bar de mala calidad para comprobarlo. Y querrás también que te respeten tu
decisión, tu NO, porque ese NO no se puede interpretar como irrespetuoso, sino como un NO que indica crecimeinto, madurez, autonomía.

Volver a mirarnos una y otra vez son oportunidades de oro que tenemos para mostrar
también respeto por sus decisiones. El respeto viene, si va.

Antonio Ortuño
familiasinteligentes.com@gmail.com
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